28 sept 2010

Mira que me reí...

...cuando leyendo el libro de Gena Showalter El susurro más oscuro llegué a la guerra de pullas entre los personajes Anya y William y este último dice:

    - Anya visitó las Islas Vírgenes hace algunos años y después de eso los nativos comenzaron a llamarlas Las Islas.

18 sept 2010

Querida Amante,

Navegando por la web he encontrado algo de La Hermandad de la Daga Negra que creo que te va a hacer el chichi pepsicola (por lo menos, esa fue mi experiencia).
¿Ves como la gente se imagina a Wrath con piel blanca y no color chocolate? ¡La rara eres tú, Amante mía! Wrath siempre ha sido un tío alto, de piel paliducha y con melena larga larga.
Por cierto, ¡a Z lo han clavao!


Besos con amor,
Mutante tuya.


Autor/a: mayMANIAC

Esos momentos...

... en que estás en el baño y se te ocurre "la idea de tu vida", te das toda la prisa del mundo para terminar pronto y poder apuntarla; sales del servicio y vas apresurada dando tu sangre a cambio de una hoja de papel y un boli; mientras vas por el pasillo, alguien te comenta algo a lo que no puedes evitar responder. Para cuando ya estás libre con la libreta y el boli en la mano, ya no te acuerdas ni sobre qué tema trataba "la idea de tu vida"...

16 sept 2010

¿Te compras un libro por la portada? (Parte 2)


Como hay que renovarse o morir, el género romántico lo hizo y, con él, las portadas. Así, pudimos asistir al boom de la Chick-lit –“literatura para chicas” en jerga estadounidense–, que pretendía dar un giro a la novela romántica. Ya no hacía falta que la chica esperara (con la virginidad intacta) al guerrero/caballero/millonario de turno; las chicas son guerreras y visten de Prada al mismo tiempo que recurren a una gran faja para disimular la carne que se desborda. En esta nueva etapa, la portada del libro se transforma en algo más “actual” y se diseñan ilustraciones que lo mismo sirven para un anuncio de una bebida que para promocionar maletas. Aquí de vital importancia son las ilustraciones de Jordi Labanda, cuyo trabajo ha sido imitado hasta la saciedad.


¿De dónde le salen los murciélagos?
Mi reino por unas tiritas.
 
De nuevo el diseño, a pesar de su valor polivalente, sirve para distinguir qué tipo de libro estás leyendo sólo que ahora las lectoras (de momento sólo conozco a un lector) pueden ir tranquilas sin que nadie las señale con el dedo por la portada del libro.
Y llegamos a la etapa actual. Aunque sigue manteniendo ese sello de identidad, las portadas ahora no desechan un toque de creatividad y las encuentras para todos los gustos. El género se mantiene más vivo que nunca, se diversifica y se extiende con fuerza, y quienes juraban y perjuraban que nunca leerían una novela de este tipo caen a sus pies como moscas. ¿Las causas? Pues supongo que muchas, pero yo destacaría tres: 

Grrrrr...

1. La apabullante invasión de lo paranormal, véase vampiros, hombres lobo y demás teriántropos (seamos cultos y utilicemos latinejos para denominar a los seres que cambian de una forma humana a una animal y viceversa), personajes con poderes sobrenaturales, mundos fantásticos, mundos futuristas, etc. 


 

Plas, plas.
2. La constatación de que a las chicas, mira por dónde, también les gusta el sexo adulto. Olvídate de “… su miembro viril abrió su delicada flor y conoció la pasión. Capítulo 16…” y empieza a llamar a las cosas por su nombre.

3. La tendencia (tan fantástica como exasperante) de realizar sagas y otras sagas paralelas a las primeras sagas que te cuentan hasta la historia de amor entre el perro del protagonista y el gato del vecino.


 Como digo, las portadas hacen eco de la situación y los estilos se multiplican, crean escuela y proporcionan otro nexo de unión entre los libros que componen una saga/serie.

 
La madre.


Hijas 1 y 2.

La sobrina.
Ni Lara Croft.
 Las podemos encontrar asombrosas (por ser horribles, en mi humilde opinión, como la imagen Grrrrr...), abstractas y tricolores –negro, blanco y rojo como las de la saga Crepúsculo–, con ilustraciones personalizadas y que beben del cómic como las de Anita Blake o Mercy Thompson. 

Por cierto, aquí en España, la editorial La Factoría de Ideas ha utilizado las portadas americanas de la saga de Mercy Thompson, de Patricia Briggs, para los libros de una autora distinta, Eileen Wilks. Me da pena por ella ya que no sé yo si la ayudará mucho que a su obra la confundan con otra. 


      
Mercy en su garaje.
Mercy de incógnito.


También las hay más evocadoras y sugerentes, las que son un reclamo para un público emo-romántico-gótico, las que directamente parecen un calendario de bomberos con tanto cuerpo masculino escultural (eso sí, que nadie se olvide de los tatuajes, complemento imprescindible) o las ya descaradas que subliman lo erótico por no decir pornográfico.



Sugerente ¿o no?

No te emo-ciones, mujer.



Sí, me depilo los sobacos.

¿Te queda tabaco?

 En conclusión, no hay que juzgar un libro por su portada (hablo desde la experiencia), pero hay portadas que juzgan un libro.

13 sept 2010

¿Te compras un libro por la portada? (Parte 1)


Está claro que no se puede juzgar un libro por su portada, ya se sabe, la belleza está en el interior y todas esas cosas. Sin embargo, la mayoría de las veces te avisa de lo que te vas a encontrar y eso también lo saben las editoriales. Hay portadas neutras, bonitas, espeluznantes… cualquier adjetivo que se te ocurra. Pero si hay una portada que te indique de manera obvia y con luces de neón de qué va el libro, ésa es la del libro romántico – y la del libro de fantasía, pero hoy no hablaremos de éstas –. Prácticamente se puede decir que si has visto una, has visto todas. ¿O eso era antes?


El cuero en la siguiente entrada.
Si nos vamos a las novelas románticas al uso, a las de toda la vida, vemos que las portadas parecen hechas con plantilla (ojito, con esto no quiero echar por tierra la labor de a saber cuántos ilustradores y fotógrafos porque su función la cumplen completamente): composiciones de flores, tonos pastel o imitaciones de telas y encajes… todo muy femenino. 
"¡¡Hazme un hijo!!" dijo ella.
Pero las que marcaron el territorio fue el cover estrella: un fondo que nos evoca la época en la que transcurre la historia – desde paisajes marinos, agrestes escoceses o del lejano oeste hasta localizaciones urbanas actuales pasando por jardines propios de la Regencia o época victoriana – y, en primer plano, una pareja viviendo un momento… vamos a decir intenso. Por supuesto, según el grado de osadía del editor, dicha pareja estará vestida o semidesnuda y se mostrarán cuerpos esculturales y sin un gramo de grasa. 

¿Y por qué no
"Amor en la gasolinera"?
Este tipo de portadas han perdurado hasta ahora y es inevitable asociarlas a la editorial Harlequín – inagotable cantera de autoras – y las grandes de la novela romántica histórica como las pioneras Barbara Cartland (inglesa) y Corín Tellado (española) o todas aquellas que han reinado durante años: Jude Deveraux, Johanna Lindsey, Shirlee Busbee, Kathleen Woodiwiss y muchas más que me dejo en el tintero.


Si hemos mencionado a la aristocracia del género, no podemos olvidarnos de la plebe, tooodas esas novelas de baja, baja, pero bajísima calidad que, como buena plebe, han sustentado a muchas editoriales y proliferaron sobre todo en las décadas 70 y 80. Ya te digo yo que proliferaron, que en Estados Unidos son un subgénero con nombre propio: Bodice-ripper. ¿Qué es esto? Pues un juego de palabras para describir un acto: desgarrar (ripper) el corsé o cualquier ropa íntima femenina (bodice). Pues este acto es tan característico de este subgénero que es el que se ve en todas las portadas: chica posando en plan Déjame-soy-una-chica-decente-pero-quítame-la-ropa y chico en actitud Yo-Tarzán-tú-Jane.

Papá Noël no está desnudo, son mallas.
La cara de la chica es un poema.


Jerónimoooooo...
Para quien no consuma este tipo de literatura (y ya que estamos, para muchas, tal vez muchos, de las que consumimos y devoramos estos libros), este tipo de portada es un motivo más para lanzar al escarnio a la novela romántica. No obstante, a muchas personas les encantan y son materia prima de sus fantasías. Llegados a este punto me es imposible no hablar de Fabio, machoman que ha ocupado miles de portadas – como las de las imágenes anteriores –  y encarna la figura del héroe romántico (personalmente no me atrae, lo siento, pero los tíos de pelo largo no me van). Como se puede ver, Fabio es el rey en estos menesteres y, yo no sé si es de tanto posar para ellas, ahora también escribe novelas de este género. Of course, él centra y acapara toda la portada, bien como vikingo bien como pirata.  

Continuará...